sábado, 30 de noviembre de 2019

La Casa Real de Capadocia y de San Bartolomeo felicita a la Orden de San Andrés en el día de su Patrón

El Príncipe de Capadocia y de San Bartolomeo, S.A.S. D. Rafael Andúar y Vilches, envió una felicitación al Gran Maestre de la Orden de San Andrés y San Michel, D. Germán Arevalo e Iborra, con motivo de la festividad de San Andrés, Patrón de la mencionada Orden. 

En su escrito, Su Alteza Serenísima, deseó un gran acierto en los actos de Investidura a celebrar en la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor.

El Príncipe de Capadocia y de San Bartolomeo felicitó el Día de Acción de Gracias a la Orden de Constantino El Grande

Su Alteza Serenísima, D. Rafael Andújar y Vilches ha felicitación a todos los pertenecientes a la Real Orden de Constantino El Grande y Santa Elena, con motivo del Día de Acción de Gracias. Esta Real Orden está implantada en América del Norte y Japón y pertenece a la Casa Real de Capadocia y de San Bartolomeo.

Las oraciones de agradecimiento y las ceremonias especiales de Acción de Gracias son comunes entre casi todas las culturas después de las cosechas y en otras ocasiones. La historia de la festividad de Acción de Gracias en América del Norte tiene sus raíces en las tradiciones norteamericanas que datan de la reforma protestante. También tiene aspectos de un festival de la cosecha, a pesar de que la cosecha en Nueva Inglaterra ocurre mucho antes del final de noviembre, fecha en la que se celebra el Día de Acción de Gracias. 

El Día de Acción de Gracias se celebra el cuarto jueves de noviembre.

martes, 26 de noviembre de 2019

Se han cumplido 134 años del Fallecimiento del Rey de España D. Alfonso XII


El 25 de noviembre de 1885, España despertó consternada con la noticia de la muerte de Alfonso XII. El rey habría cumplido los 28 años tres días después y su –para muchos— inesperado deceso conmocionaba a una sociedad heredera de la vorágine política, social y económica de décadas anteriores. El motivo del fallecimiento, la tuberculosis que padecía desde hacía años y que siempre se había mantenido en secreto.

En cualquier caso, lo cierto es que Alfonso XII no vivió, como algunos de sus ancestros, encerrado entre los muros de palacio, por lo que el contagio de una enfermedad tan extendida como la tisis era poco menos que inevitable. A su muerte, el monarca se encontraba en la última fase de un largo proceso tuberculoso. A tal punto llegaba su estado que solía llevar un pañuelo de seda rojo para enjugar, sin que se notase, cualquier amago de hemoptisis. Por prescripción de los médicos de cámara, Esteban Sánchez Ocaña y Laureano García Camisón, desde el mes de octubre había permanecido retirado en el palacio de El Pardo, y pese a que pareció que se reponía, en la tarde del día 24 de noviembre un empeoramiento súbito disparó todas las alarmas. Pocas horas después se le administró la extremaunción y falleció a las nueve de la mañana del día 25.


El ceremonial fúnebre fue solemne y complejo. Obedecía en su mayor parte al protocolo establecido por la dinastía de los Austrias, que los Borbones sólo habían simplificado ligeramente. La prensa informó de modo exhaustivo de todos los pasos que se siguieron en las exequias con la prosopopeya de la época, y sin escatimar detalles tan concretos e incluso íntimos como que la propia reina viuda, María Cristina, se encargó de lavar y preparar el cadáver para que los facultativos procedieran al embalsamamiento.


La capilla ardiente se abrió, horas después, en la misma alcoba del palacio de El Pardo donde el monarca había fallecido. Allí se celebraron varias misas y se procedió al velatorio. A las once de la mañana del día 27, el féretro fue introducido en el coche-estufa que trasladó los restos mortales del Rey a Madrid, cubierto de terciopelo negro bordado en oro y tirado por ocho caballos negros lujosamente enjaezados. Le seguía una enorme comitiva, formada, entre otros, por la familia real y los Grandes de España en sus coches, miembros del clero, ayudantes del rey, el Real Cuerpo de Alabarderos, el Regimiento de Lanceros de la Reina y los distintos estamentos de servidores de la Casa Real que cerraban el cortejo fúnebre portando hachones encendidos. Se formó así un desfile entre teatral y fantasmagórico que fue seguido por miles de personas.


Exequias de un rey

Tras realizar una parada en la Ermita de San Antonio de la Florida, donde se rezó un responso, el cortejo enfiló el camino hacia el Palacio Real entre banderas a media asta, balcones con colgaduras negras y el respetuoso silencio de la muchedumbre, sólo roto por las salvas de los cañones. Una vez en Palacio, el Salón de Columnas acogió la Capilla ardiente, que permaneció abierta a la ciudadanía. El 30 de noviembre, los restos del monarca, ahora con un acompañamiento más reducido, se trasladaron en tren desde la estación del Norte hasta el Panteón de Reyes del Monasterio de El Escorial. Una vez allí, los miembros de la Comunidad agustina, ataviados con hábitos negros y enarbolando antorchas encendidas, recibieron el cuerpo y, tras celebrarse una misa funeral en el templo, lo trasladaron al Panteón Real. Allí, de acuerdo con el protocolo, primero el Montero Mayor y luego el Jefe de Alabarderos pronunciaron tres veces el nombre del monarca para concluir diciendo: "Pues que Su Majestad no responde, verdaderamente está muerto". Acto seguido, siempre según el secular ceremonial, se rompió en dos pedazos el bastón de mando del monarca, que se depositó a los pies del ataúd.


El cortejo fúnebre hasta el Palacio Real fue un desfile entre teatral y fantasmagórico seguido por una muchedumbre silenciosa

El último acto fúnebre en honor de Alfonso XII tuvo lugar doce días después en el templo de San Francisco el Grande: un funeral de Estado con asistencia de representantes de las Casas Reales europeas que alcanzó su clímax cuando el tenor Julián Gayarre entonó el Libera me Domine de Francisco Asenjo Barbieri, responsable de la música de la ceremonia.


Acabados los primeros lutos por el monarca, hubo de escenificarse la nueva organización de gobierno. Ya en vísperas de la muerte del rey, el líder conservador Antonio Cánovas del Castillo y el liberal Práxedes Mateo Sagasta habían acordado sucederse alternativamente en el gobierno a fin de garantizar la estabilidad política. La regente, María Cristina, había jurado la Constitución justo después del fallecimiento del rey, pero hubo de reiterar el juramento ante las Cortes el 30 de diciembre de 1885. Cinco meses después, el 17 de mayo de 1886, nacía Alfonso XIII, rey desde el mismo momento de su nacimiento, y con el que se cerraría la Restauración Borbónica.

El 23 de noviembre de 1248 Sevilla se rindió a las tropas del Rey castellano Fernando III El Santo


El 23 de Noviembre de 1248, Sevilla se rendía a las tropas castellanas capitaneadas por Fernando III. Después de muchos meses de asedio caía en manos cristianas la penúltima gran urbe de Ál-Ándalus. Fue de las empresas más importantes, y difíciles, de la Reconquista.

Nos remontamos a 1247, cuando Fernando III tenía su base de operaciones en Alcalá del Río. El monarca permaneció en la localidad hasta el 15 de agosto, día en el que él y su ejército bordearon Sevilla e hicieron noche en Alcalá de Guadaíra. Los objetivos eran, aproximarse a San Juan de Aznalfarache y cortar el suministro de víveres, además de ofrecer cobertura a la flota naval que venía de Sanlúcar de Barrameda.

Los refuerzos navales tardaban, Fernando III sabía que eran imprescindibles para tomar la ciudad. Por ello, el encargo del Rey cristiano era claro: había que armar una flota fuerte y preparada para combatir en el Guadalquivir. Se construyeron 16 embarcaciones en los astilleros de Santander, Castro Urdiales, San Vicente de la Barquera y Laredo. Este es el origen de la peculiar relación entre Cantabria y Sevilla, y la razón de que el escudo de la comunidad norteña contenga un río, una torre y un puente. Además, se estima que fue necesaria la ayuda de unos 1000 hombres entre marinos, galeotes y gentes diversas de armas. Durante los meses siguientes, las tropas castellanas comandadas por el Almirante Bonifaz, se afanaron por dominar el río, el Castillo de San Jorge y el Puente de Barcas, que unía Triana con Sevilla.

Desde la primavera de 1248, el refuerzo del infante don Alfonso y sus tropas se torna vital para la reconquista, ya que éste se asentaría en la Buhaira (Huerta del Rey) controlando el sector oriental de la ciudad y los Caños de Carmona que la abastecían de agua. En la Puerta de la Macarena, se establecieron las tropas del infante don Enrique y las tropas de las órdenes de Calatrava y Alcántara. En las proximidades del Arroyo Tagarete se instalaría el Arzobispo de Santiago. Por su parte, Fernando III avanzó por el sur hasta las inmediaciones de la Puerta de Jerez.

El 3 de mayo, los barcos cántabros superaron la barrera de la Torre del Oro. Una de las embarcaciones quebró el puente más o menos por su parte central y dejó a Sevilla completamente aislada, intensificándose el asedio. Los musulmanes estuvieron completamente encerrados desde Mayo de 1248, aguantando hasta Noviembre. Entonces, las autoridades castellanas comenzaron con las negociaciones.


El emir árabe de la ciudad, Axataf, ofreció distintos acuerdos a Fernando III. Iban desde cederle el Alcázar y las rentas de la ciudad, a repartirse los terrenos de la ciudad entre musulmanes y cristianos, rechazando el monarca todas las propuestas. El 23 de noviembre se produjo la entrega de las llaves de la ciudad, que aún se conservan en la Catedral. A partir de este hecho, Fernando III, concedió una tregua a la población musulmana para que recogiese sus pertenencias y se marchase.


La memoria del Rey Santo sigue viva cada 30 de Mayo, en el aniversario de su fallecimiento, y cada 23 de Noviembre, cuando se recuerda la reconquista de Sevilla.

domingo, 17 de noviembre de 2019

El Duque de Acci de Capadocia galardonado con el Premio al Mérito Humanitario


El Duque de Acci de Capadocia, D. Manuel García Marcos, prestigioso oftalmólogo y profesional de la Cirugía Oftalmológica, ha sido recompensado con el premio al Mérito Humanitario.

Su larga experiencia en técnicas de cirugía contra la ceguera, le han llevado a la dirección de la Asociación Panamericana de Oftalmología, la Asociación latinoamericana de Cirujanos de Catarata, Segmento Anterior y Cirugía Refractiva. Asimismo, es uno de los oftalmólogos más consolidados en el uso del nano láser para el tratamiento de cataratas en la provincia de Málaga.

Gracias a su impecable currículum y a la gran labor social que realiza con la campaña de ‘’Prevención de la ceguera’’ en India y Vietnam, ha sido galardonado con el Premio al Mérito Humanitario, un reconocimiento más que merecido, que guarda entre otros muchos agradecimientos como el Premio Antorcha de la Paz de la UNESCO.

lunes, 4 de noviembre de 2019

S.A.S. D. Rafael Andújar y Vilches felicita a los caballeros Carlos Verdú y Carlos Gamborino por su onomástica

Hoy San Carlos Borromeo, Patrón de la Real y Militar Orden de San Carlos


Cada 4 de noviembre la Iglesia celebra a San Carlos Borromeo, el Santo Patrono de San Juan Pablo II y muy ligado a la vida del Pontífice polaco.

San Carlos Borromeo nació en Italia en 1538 en una familia muy rica. Fue sobrino del Papa Pío IV y ocupó altos cargos eclesiásticos, llegando a ser Arzobispo de Milán y Cardenal.

Su participación en el Concilio de Trento fue clave para que éste se llevara a término, en la que se aprobaran muchos decretos dogmáticos y disciplinarios.

San Carlos se preocupó mucho por la formación de los sacerdotes. Destituyó a algunos presbíteros indignos y los reemplazó por personas que restauraran la fe y las costumbres del pueblo.

La vida de San Carlos Borromeo corrió grave peligro cuando la orden religiosa de los Humiliati, que poseía muchos monasterios, tierras y miembros corrompidos, intentaron desprestigiarlo para que el Papa anulase las disposiciones del Santo. Al no conseguir su cometido, tres priores de la orden armaron un complot para matarlo.

Jerónimo Donati, un mal sacerdote de la orden, aceptó asesinarlo por 20 monedas de oro, y le disparó cuando se encontraba orando en la capilla de su casa, pero la bala sólo tocó la ropa y el manto del Cardenal.

Cuando en Milán se propagó una terrible peste, San Carlos se consagró al cuidado de los enfermos. Como su clero no se daba abasto para asistir a las víctimas, pidió ayuda a los superiores de las comunidades religiosas y de inmediato muchos religiosos se ofrecieron como voluntarios.

Borromeo no se contentó con orar y asistir personalmente a los moribundos, sino que también agotó sus recursos para ayudar a los necesitados y contrajo fuertes deudas.

Fue amigo de San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Pío V, San Félix de Cantalicio, San Andrés Avelino y de muchos más. Llegó incluso a darle la primera comunión al adolescente San Luis Gonzaga.

Partió a la Casa del Padre el 4 de noviembre de 1584, siendo pobre y diciendo: "Ya voy, Señor, ya voy".

El Príncipe de Capadocia y de San Bartolomeo felicita al periodista Carlos Herrera por su onomástica

sábado, 2 de noviembre de 2019

El Príncipe de Capadocia y de San Bartolomeo felicita a la Reina Sofía por su Cumpleanos



El Príncipe de Capadocia y de San Bartolomeo, S.A.S. D. Rafael Andújar y Vilches ha enviado escrito de felicitación a la Reina Sofía por su cumpleaños, en nombre propio, de la Casa Real y de las Órdenes de las que es Gran Maestre. En el escrito, Su Alteza Serenísima, ensalza los valores de S.M. Dña. Sofía de Grecia, que tras más de cincuenta años en España es querida por todos los españoles.

El Decano de la Academia Constantiniana de Capadocia regaló un retrato del Santo Padre al Papa Francisco


El Decano de la Academia Constantiniana de Capadocia, D. Roberto Schiavone di Favignana, ha regalado al Papa Francisco un retrato que el Santo Padre prometió guardar en su estudio. En este sentido, el Decano de la Academia Constantiniana dijo al salir de la audiencia privada con el Papa: "... fue un honor dialogar con el Santo Padre..."